Michael Robinson, el comunicador revolucionario que cambió la manera de explicar el fútbol

Michael Robinson, en sus inicios.Michael Robinson, en sus inicios.
Michael Robinson, en sus inicios en televisión.

Cuando Michael Robinson empezó a colarse en nuestras casas acompañado de su inconfundible acento inglés allá por 1991, pocos podían imaginar que, tres décadas después, formaría parte de la infancia y adolescencia de millones de españoles. Ataviado con un carro de anécdotas y una retranca que se convertiría en seña de identidad, el guiri inglés revolucionó la comunicación deportiva española al desdramatizar el fútbol y relativizar la vida.

En aquel viejo Atocha de cartón en El Día de Después, Robinson abanderó sin saberlo una nueva dimensión del periodismo futbolístico, ese que se basa en analizar los sistemas tácticos de los diversos equipos para entender qué ha sucedido en el campo. Su capacidad para comprender el plan de juego de cada equipo y explicárselo a los espectadores caló hondo en una generación de jóvenes que, hoy en día, buscan escudriñar al máximo las intenciones tácticas del fútbol.

En este sentido, se apartó del forofismo, la falsa modestia y los eufemismos para hablar de forma concisa y directa y hacer brotar una nueva rama futbolística en el árbol del periodismo deportivo. Tan importante fue Michael, que en la actualidad, cada vez observamos más perfiles de comunicadores especializados en examinar el análisis táctico. El PC Fútbol, las retransmisiones de Canal Plus y la joya de la corona: Informe Robinson. Cada obra del inglés ha servido para contribuir a la mejora del periodismo deportivo.

Poco importaba que su dominio del idioma español estuviese prácticamente edificado sobre los tacos y enriqueciese a su estilo el diccionario, porque nadie explicaba el fútbol con la sencillez de Robinson. Sin verborrea, sin ampulosidad y siendo consciente de la importancia del silencio y la pausa, se fijaba en aspectos y detalles que el resto ignoraba.

Su mirada era tan especial como su manera de interpretar lo que sucedía en el verde. Por eso, ese simpático inglés que importó su forma de ver y contar el deporte siempre ha estado presente en nuestras vidas sin que nos diésemos cuenta. Su legado es tan variopinto y extraordinario como su carrera como comunicador.

Se va un enorme profesional deportivo, un precursor destinado a trazar un camino para el resto: el de un periodismo mejor y más digno pese a no ser periodista. El que hizo de los lunes un día marcado en rojo por su aparición. El hombre que acompañó a toda una generación de apasionados del fútbol a través de descubrir los entresijos del deporte. El que decidió girar la cámara del verde hacia la grada para reconocer a quienes hacían del fútbol ese espectáculo tan singular.

Michael Robinson era especial porque supo mezclar humor, sabiduría y descaro en dosis desmedidas para mostrar el camino hacia una forma diferente de contar las historias desde el lado humano del deporte. Fan incondicional del Liverpool, el destino quiso que comentase su último partido en Anfield. Contaba el propio Robinson que cuando llegó a España que “lo único que sabía hacer era rematar de cabeza y decir hola, adiós, cerveza y contar hasta cinco”, hoy se despide tras haber revolucionado el panorama deportivo. Descanse en paz, maestro.

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